Terapia
infanto-juvenil

La autoestima y las habilidades sociales son elementos clave en el desarrollo y bienestar de las personas desde que nacemos. Ambos aspectos se relacionan entre si, ya que las interacciones con otros repercute en la imagen que tenemos de nosotros y viceversa. 

En la infancia y adolescencia la identidad y la autoestima están en pleno desarrollo, pueden aparecer dudas como quién soy, quién quiero ser, qué cosas me gustan, cuáles no… Tener una respuesta a ellas no siempre es fácil.

En estas etapas, también tienen gran importancia las amistades y, por lo tanto, el desarrollo de habilidades sociales para poder interaccionar de forma saludable y adaptativa.

En ocasiones la gestión emocional o regulación de emociones en los más pequeños y jóvenes puede resultar complicado. Comprender lo que les está sucediendo y tener estrategias adaptativas, saludables y eficaces para regular sus emociones les ayudará a poder enfrentarse a las diferentes dificultades que puedan presentarse en el día a día, a relacionarnos mejor con otros y con ellos mismos. 

Algunas de las emociones que pueden generar mayor malestar o dificultad para gestionarlas en la infancia son:

• Ansiedad
• Bajo estado de ánimo o depresión 
• Celos
• Ira
• Frustración
• …

La vida nos va a enfrentar a muchas situaciones complejas, puede ocurrir que algunas de ellas nos sobrepasen y nos generen un elevado estrés o preocupación. En la infancia y juventud, algunos de los sucesos que pueden ocasionar un alto estrés y dificultades de afrontamiento son:

• Adopción
• Cambio colegio
• Mudanza
• Separación o divorcio
• Pérdida o duelo
• …

Los problemas de conducta engloban un conjunto de comportamientos problemáticos en la infancia y adolescencia relacionados con la dificultad para respetar normas, conductas agresivas hacia otros o hacia aspectos materiales, actitud desafiante, dificultad para gestionar la rabia y controlar impulsos. Algunas de las más comunes son:

• Rabietas: son conductas de oposición que se expresan por medio de llantos, gritos, pataleo, insultos… Suelen aparecer por la frustración que les genera el conflicto entre su búsqueda de autonomía y los límites que el adulto le impone.
• Conducta disruptiva: son conductas que interrumpen o dificultan la convivencia, el aprendizaje y el desarrollo del niño o adolescente. Pueden incluir agresividad, desobediencia, impulsividad, falta de atención… y suelen ser una forma en la que el menor expresa sus emociones, frustraciones o dificultades. Es importante entender que estas conductas no son simplemente "malas" o "desobedientes", sino que muchas veces reflejan necesidades no satisfechas, problemas emocionales o dificultades en la regulación de sus emociones.

Los miedos en la infancia tienen  carácter evolutivo, es decir, hay miedos que se adquieren de forma adaptativa en cada etapa del desarrollo evolutivo  Aunque la mayor parte de ellos desaparecen de forma espontánea tras dicha etapa evolutiva, en algunos casos se mantienen convirtiéndose en fobias y afectando a nivel personal, familiar,  académico, social…

Es una dificultad específica en una o más habilidades necesarias para aprender que comienza durante la edad escolar y persiste hasta la edad adulta. Causa un rendimiento significativamente inferior al nivel o calidad esperados para la capacidad y la instrucción recibida en la etapa evolutiva en la que se encuentra.

Se diferencian tres áreas que pueden verse afectadas en diferentes niveles de gravedad:

• Dificultades en la lectura (dislexia).
• Dificultades en la expresión escrita (disgrafía).
• Dificultades en las matemáticas (discalculia).

Hablamos de fracaso escolar cuando un niño o adolescente es incapaz de alcanzar el nivel de rendimiento medio esperado para su edad y nivel académico.

Las causas pueden ser muy variadas, tales como factores emocionales (autoestima, ansiedad, estado de ánimo…), trastornos del aprendizaje (dislexia, disgrafía, discalculia, …), uso de métodos de estudio  no adecuados,  dificultades de atención o incluso situaciones externas que están interfiriendo (separación de padres, cambio de colegios o amistades, pérdida o duelo, …).

El Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad, es un trastorno del neurodesarrollo cuyas principales características son las siguientes:

• Hiperactividad: moverse en exceso, correr y saltar en situaciones inapropiadas, dificultades para mantenerse en una sola actividad y finalizarla…
• Inatención o falta de concentración: dificultad para prestar atención de forma mantenida, parece no escuchar cuando se le habla, dificulta para organizar tareas, descuidos con sus actividades u objetos personales, etc.
• Impulsividad: precipitación a la hora de responder antes de terminar la pregunta, dificultad para guardar el turno, interrumpir…

Teniendo en cuenta estas características podemos encontrar diferentes subtipos: predominio de hiperactividad, predominio de inatención o ambos.

El acoso escolar es un conducta de persecución física o psicológica que realiza el alumno o alumna contra otro, al que elige como víctima repetida. Las agresiones pueden ser más visibles como empujar, pegar o insultar, pero también pueden ser más silenciosas, escondiendo cosas, hablar mal de la persona a otros, generar rumores…

En muchos casos, hay una continuidad entre la victimización escolar y el acoso cibernético, de modo que los problemas del adolescente en su vida real continúan en espacios virtuales. El cyberbullying puede aparecer de diferentes maneras:

• Hostigamiento: insultos, ridiculizaciones, amenazas através de llamadas,mensajes/imágenes…
• Suplantación de la identidad: realizar falsas confesiones, dejar comentarios ofensivos sobre otros para que se ataque a la víctima… 
• Denigración: difusión mentiras, rumores, creación/difusión de imágenes o vídeos humillantes…
• Violación de la intimidad: difusión de secretos, fotos, sinconsentimiento de la víctima, hackeo a cuentas privadas.

El acoso escolar y el acoso cibernético genera graves consecuencias como baja autoestima, ansiedad, miedo, insatisfacción con la vida, fracaso escolar, aislamiento social, tristeza o indefensión.

Dificultades relacionadas con la alimentación pueden afectar a niños y adolescentes de diferente manera. La causa puede deberse a la interrelación de varios factores. Los trastornos de alimentación más comunes son:

• Aversión alimentaria: rechazo o evitación a determinado alimento al percibirse como desagradable ya sea por las texturas, olores, … o por determinados miedos, por ejemplo, el atragantamiento.
• Anorexia: pérdida voluntaria de peso junto con una preocupación por la figura y el peso.
• Bulimia: episodios de ingesta compulsiva de forma descontrolada (atracones) seguidos de conductas compensatorias (vómitos, laxantes,…) para reducir el aumento de peso.
• Otros aspectos relacionados con malestar sobre la imagen corporal, preocupación por ganar peso, distorsión de la corporal, …

Los trastornos del sueño en la infancia son frecuentes y diferentes a los de los adultos. Generalmente son adquiridos por hábitos inadecuados o por otras problemáticas como ansiedad,  miedos o preocupaciones. Estos problemas pueden conllevar a irritabilidad, hipersensibilidad, fatiga… afectando a la rutina diaria del niño y su familia.

Los problemas de sueño más comunes son:

• Insomnio: dificultad para conciliar, mantener o retomar el sueño. 
• Pesadillas: sueños que producen miedo y tensión y que suelen despertar al niño.
• Terrores nocturnos: más comunes entre los 3 y 6 años. El niño parece aterrorizado, agitado, grita, llora… y no recuerda nada de lo ocurrido.

Hoy en día la tecnología está presente la gran mayor parte del tiempo. En muchas ocasiones puede facilitarnos la vida, pero siempre y cuando su uso sea responsable y adecuado.

Usar de forma abusiva o problemática internet, el móvil, las redes sociales, videojuegos… puede traer consigo consecuencias perjudiciales para el niño/a o adolescente y su familia. Algunas de las consecuencias más comunes son dejar de hacer otras cosas por pasar tiempo conectado, descuidar responsabilidades, irritarse en exceso cuando no puede conectarse, compararse con los demás, descuidar las tareas escolares, menor tolerancia a la incertidumbre, etc.